Los materiales crecen en tamaño y sus cualidades matéricas se multiplican mediante la superposición de ellos de `forma aleatoria’. La deformación del gesto, su exageración, limitando al mínimo los espacios entre cada puntada, hacen que los materiales tengan vida propia, sin poder controlarlos, solo guiados por el dibujo del revés de mi mano. Capas y capas que van desde una naturaleza calmada y plana; a la contraria, chocante, punzante, salvaje. La propia naturaleza, pintada. Un gesto repetido, una y otra vez. Una obra comprendida desde la materia y el proceso.